Estres.


Psicopatologia del Estrés.
Las situaciones de estrés aparecen frecuentemente en la naturaleza y dan lugar a una serie de respuestas fisiológicas y cambios conductuales que se han conservado a lo largo de la evolución en todos los vertebrados. Por consiguiente, se considera que estas respuestas tienen un valor crucial para la supervivencia de la especie. ¿Cómo es posible que la exposición al estrés esté ligada en el lenguaje corriente a consecuencias negativas si es una respuesta que parece ofrecer ventajas desde el punto de vista biológico? Aunque no hay una respuesta tajante, es muy probable que la diferencia radique en que las situaciones de estrés en la naturaleza son de muy breve duración (v.g. escapar de un depredador), mientras que en los humanos, las situaciones de estrés más frecuentes están ligadas a las interacciones entre iguales (miedo al futuro, estrés psicosocial, violencia y guerras) que suelen presentarse de forma crónica. Es muy probable que nuestra historia evolutiva no haya previsto la cronicidad de estas situaciones y que, por lo tanto, se haya mantenido una respuesta biológica que podría no ser apropiada.
Cuando hablamos de las consecuencias negativas del estrés podemos centrarnos bien en la asociación con patologías físicas (v.g. hipertensión, inhibición del sistema inmunitario, alteraciones digestivas), bien en la relación con alteraciones de la conducta y la cognición y con la psicopatología.
Este marco conceptual existe un cierto consenso en que las situaciones crónicas de estrés, particularmente si son de cierta intensidad, si aparecen de forma relativamente impredecible y si no disponemos de mecanismos adecuados para controlarlas, pueden aumentar la probabilidad de depresión. Es importante destacar que la depresión puede no aparecer durante la situación crónica sino posteriormente, probablemente porque durante la propia situación de emergencia se ponen en marcha mecanismos básicos de supervivencia. Situaciones de estrés con las características antes indicadas se traducen frecuentemente en trastornos de ansiedad de distintos tipos, dependiendo sobre todo de la razón específica de la ansiedad. La exposición al estrés también se considera, como mínimo, un factor desencadenante de trastornos psicóticos y de recaída en el consumo de drogas en personas adictas. Finalmente, experiencias estresantes especialmente traumáticas e incluso una sola experiencia  pueden desencadenar el trastorno de estrés postraumático (PTSD), que es la patología psiquiátrica más específicamente ligada en su etiología al estrés. Aunque conocemos razonablemente bien las áreas anatómicas del sistema nervioso implicadas en el procesamiento del estrés y de las emociones, necesitamos conocer con mucha mayor precisión como el estrés modifica la forma de procesar las situaciones emocionales, así como  los circuitos cerebrales y su neuroquímica para desarrollar tratamientos psicológicos y farmacológicos adecuados. 


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